Ecológica, saludable y solidaria, la alimentación de proximidad está ganando terreno. Y la comunidad educativa no ha querido quedarse atrás: algunos centros escolares están apostando ya por este nuevo concepto que pretende reducir la huella de carbono y ayudar a las economías locales.

Serunion apuesta por los productos Km0, llegando en algunas regiones a utilizar hasta un 70% de proveedores locales. Todo son ventajas. Por un lado, consumir alimentos producidos y elaborados al lado de casa reduce las emisiones contaminantes. ¿Cómo? Eliminando los largos trayectos en transporte y recortando de modo sustancial los embalajes y envases necesarios. Por otro, se apoyan las economías locales, apostando por las actividades agrícolas, ganaderas y pesqueras propias y por la supervivencia de industrias alimentarias de proximidad. Finalmente, al llevar los productos de la huerta o la granja a la mesa sin apenas desplazarlos se favorece una alimentación más fresca y, por lo tanto, más sana. En definitiva, se trata de consumir aquello que generamos, apostando por los productos de temporada y por una nutrición basada en alimentos propios de nuestra climatología y nuestras tradiciones.

Teniendo en cuenta que en España se sirven diariamente miles de menús en los comedores escolares, el impacto que la medida podría llegar a suponer para los productores agroalimentarios y especialmente para el mundo rural es muy importante. Algunas administraciones autonómicas, como las de Cantabria, Baleares o Valencia, están dando los primeros pasos en este sentido y animan a recoger en los pliegos de condiciones la necesidad de incorporar este tipo de productos.

Más sostenibles

Al mismo tiempo, varias iniciativas tratan de impulsar la transición de los menús escolares hacia un enfoque más ecológico y solidario con el entorno. Este 2017, la ciudad de Valencia ha sido designada Capital Mundial de la Alimentación, siendo además una de las firmantes del Pacto de Milán sobre políticas de alimentación urbana sostenible. En este contexto, el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional, CERAI, ha iniciado proyectos piloto en comedores escolares para transitar hacia un modelo de alimentación que apueste por la proximidad.

En Cataluña, existe el sello “Venta de Proximidad”, creado por la Generalitat para productos agrícolas, ganaderos o elaborados producidos en la región. En Andalucía, si un elaborador de alimentos “artesanos” vende directamente sus productos puede poner en la etiqueta “Directamente del productor al consumidor”. Y en Galicia, para los productos que proceden del mar existe el sello Margalaica, que garantiza que los alimentos no han sufrido transportes de más de 100 Km.